Tener una cintura excesiva, con una circunferencia grande, normalmente lo identificamos con obesidad, con la falta de ejercicio y con una ingesta desequilibrada, lo que provoca un aumento desproporcionado del perímetro abdominal. Pensamos que haciendo solo dieta, ejercicio o comiendo adecuadamente puede solucionarse este problema “estético” y que en el imaginario popular le llamamos jocosamente como «la curva de la felicidad». Sin embargo, este aumento excesivo de la circunferencia de la cintura (a partir de 89 centímetros en mujeres y 102 en hombres) no es baladí ya que en la mayoría de los casos evidencia un grupo de patologías -denominadas en su conjunto como «Síndrome Metabólico»- que entraña un riesgo importante para la salud, por lo que es necesaria tratarlas adecuadamente por profesionales de la medicina estética.
El Síndrome Metabólico está determinado por la presencia de dos o más patologías de carácter crónico o criterios, tales como el colesterol, la hipertensión, la resistencia a la insulina o intolerancia a la glucosa, la diabetes y la obesidad o perímetro abdominal alto. Aunque la presencia de esta enfermedad puede ser por factores genéticos, la principal causa son los hábitos alimentarios y el estilo de vida: dietas inadecuadas, ricas en alimentos refinados, carnes rojas, grasas saturadas y azúcares simples, así como el sedentarismo, el consumo de alcohol y el tabaco.
El médico estético, como profesional de la salud, evalúa el cuadro médico del paciente y determina la dieta correcta, planificada de manera individual para cada persona y realiza un control periódico de las medidas antropométricas. Solo así se aborda eficazmente esta patología y se consiguen mejoras -minimizando el riesgo- en parámetros bioquímicos como el colesterol HDL, los triglicéridos, la glucosa y la hipertensión y, sobre todo, en la reducción de nuestra irónica y peligrosa «curva de la felicidad».